jueves, 15 de octubre de 2015

Experiencias de predicar y cantar en los mercados y buses del salvador.

Experiencias de predicar y cantar en los mercados y buses del salvador.
Los misioneros apóstoles de la palabra tenemos algo muy peculiar en la pastoral que motiva y cautiva a muchos como son: las experiencias de predicar y cantar en los mercados, buses, parques, semáforos y por supuesto que las visitas domiciliarias. Son métodos de evangelización de una manera eficaz, porque llega a la realidad de muchos hermanos alejados de la Iglesia, que son católicos de nombres, o porque dice su abuelita que fueron bautizados. Pero ellos, no están conscientes de su fe, no toman importancia de lo hermoso de vivir la vida cristiana, de amar a Dios y al prójimo.
Quizás algunos podrán de decir que es algo sencillo, que cualquiera lo puede hacer. Yo les digo, que no es cosa de otro mundo, es algo que los mismos apóstoles lo realizaban. Porque ellos, eran misioneros en las calles. Que salían a las "periferias existencias" de todos los marginados de su tiempo. Que no se quedaron indiferentes, que hicieron algo para cambiar el rumbo de la historia. Fueron sembradores de esperanza, de amor y de fe.
Aunque la mera verdad ¿quiénes actualmente están saliendo a evangelizar de casa en casa, en los mercados, en los buses, semáforos y en los parques?
Aparte de los misioneros “apóstoles de la palabra”, que se entrenan a enfrentar esta realidad del proselitismo religioso de América Latina, del abandono pastoral, de la indiferencia ante la palabra de Dios.
Los que más veo en Centroamérica son los protestantes de diferentes índoles, que apantallan y humillan en algunos sectores a los católicos impreparados. Ellos no duermen, andan como león rugiente buscando a quien devorar.
Para nosotros los cristianos católicos es un deber evangelizar a todos, sin distinción de persona, dar a conocer a Cristo, enseñar la Biblia, que los demás tengan acceso los sacramentos, que se sienta miembros de la Iglesia católica. Ya que Cristo es el ‘única Salvador y Señor de nuestra vida’, en él esta puesta nuestra esperanza y nos da consistencia en todo lo que hagamos.
Por eso, predicar y cantar en los mercados, en los autobuses y en los parques son experiencias únicas e irrepetibles. Como sostiene el padre Amatulli, que es  necesario que tomemos en cuenta, que hay que unir “teoría y práctica, conocimiento y entrenamiento”, para ser un verdadero discípulo y misioneros de Jesucristo. Y así formar a los futuros pastores de nuestra Iglesia.
Las experiencias misioneras nos marcan toda la vida, nos motivan, nos entusiasman. Aunque hay que ser honesto, que ser misionero en la calle no es nada fácil, implica estar chiflados por Cristo, llevando una vida sacrificada por el evangelio. En otras palabras no avergonzarse de predicar a Cristo, muerto y resucitado, como sostiene San Pablo: “Yo no me avergüenzo del Evangelio, que es fuerza divina de salvación para todo el que cree…” (Rom 1,16).  
Sin duda alguna, existen muchas personas que agradecen lo que nosotros hacemos, y nos dicen: ¡‘ánimo hermanos!, que su labor es suma importancia para la evangelización’, ya que la Iglesia necesita gente valiente, decididas y entregadas, que no tengan miedo a enfrentar los diversos desafíos que vienen, tanto externo como interno, como son: insulto, calumnia y amenaces de parte de los que no comulgan con nuestra fe. Que se sienten molesta, porque se sienten cuestionados con lo que nosotros hacemos, porque vamos aclarando las dudas que ellos han sembrado.
Hay muchas personas solidarias con la labor que nosotros realizamos, que no piensan dos veces en tomar el tríptico que repartimos, que dan algo simbólico, una monedita para las misiones, de manera especial, para el centro de formación que tenemos los misioneros “apóstoles de la palabra” de San Salvador A.C., Dios es grande y bondadoso que se manifiesta por medio de personas de buena voluntad. Que no son indiferentes con las misiones de la Iglesia.
Al final de la experiencia ya se notaba el cansancio, la garganta un poco ronca, las baterías de los megáfonos descargadas. Aunque el ánimo todavía encendido para continuar adelante.
 La misión es bonita, que hace que uno se sienta realizado, que pueda explotar su potencialidad. Donde uno su comparte su fe, su alegría y el amor a Dios y el amor al prójimo. Bendito sea Dios, alabado sea su santo nombre, que nos da su Espíritu Santo para predicar en su nombre.


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